Verano entre mariposas. Cap. 2

Viernes, 15:30. acababa de terminar de comer y el miedo poco a poco se iba apoderando de mi. No era un miedo horrible, de hecho me gustaba. Me era imposible pensar en otra cosa. La cita con Luna de esa tarde iba a ser perfecta, no lo dudaba. Por mi mente pasaban un montón de cosas: qué pensará de mi?¿donde me va a llevar?¿qué pretende que hagamos?¿le intereso de verdad o solamente me quiere como pañuelo? Estaba colapsada.
Decidí darme un baño, a ver si así me relajaba. Cuando acabe abrí las puertas del armario y me senté frente a el. Mi indecisión cada vez era mas fuerte. Recordaba sus palabras: Ponte guapa. Vale si ponte guapa, pero que cojones era para él estar guapa? Me iba a estallar el corazón. Finalmente llamé a Irene:
-Si?
-Irene ¿estás en tu casa?
- Si, ¿por?
-Ven a mi casa.......¡YA!
Cuando llegó a mi casa y le conté la historia casi me mata. Ella pensaba que me había pasado algo grave.
17:00. Quedaba una hora para que llegase Luna. Mi amiga me había ayudado a elegir la ropa y ahora me estaba peinando. Pero yo estaba tan sumamente nerviosa que no podía estarme quieta.
- Ana o paras o no hay quien te peine bien.
- No entiendo por qué me tienes que hacer un moño.
- Porque si quieres ir bien, con este vestido tiene que llevar un moño.
- Ya, pues, a mi me parece que va a ser un poquito exagerado, no crees?
- Tu quieres dejarle con la boca abierta, o no?- hizo una pausa para que asintiera, casi por obligación- pues entonces deja a la experta.
17:55. Estaba histérica. Era normal dado que era mi primera cita formal y con uno de los pocos chicos que aun me hacen temblar. Irene me dejó en la puerta de casa esperando a Luna. Saqué un espejo del bolso y me miré.  Sinceramente no me convencía mucho como iba, puesto que no soy de pintarme mucho y mi amiga me había pintado hasta la última facción de mi cara. Cuando bajé el espejo me encontré a Luna observándome de los pies a la cabeza. Como es lógico, yo me puse roja y él se limitó a sonreírme.
Tras cinco minutos de silencio incómodo decidí tomar la iniciativa y como no se me ocurría nada saqué el tema de mis vestido:
-¿Te gusta mi vestido?¿O te parece demasiado? Es que como me dijiste que me pusiera guapa.............no sabía que ponerme...........además..tu vienes bastante guapo hoy.- Tras decir esto saqué mi sonrisa más sincera.
- Tu lo que pasa es que eres tonta, jajajajaja, sabes perfectamente que para mi te pongas lo que te pongas estas guapa, lo que te dije el otro día era una forma de hablar.
Si las miradas matasen él hoy estaría muerto.
Llevábamos unos quince minutos cuando llegamos al sitio. resulta que yo me había puesto guapa para ir al restaurante de sus tíos. No sabéis la cara que se me quedó. Bueno, el caso es que me presento a su familia, familia que yo ya conocía, y pedimos una pizza para dos.
- Bueno, y como que te dio por invitarme a salir.
- Vamos Ana. Lo sabes perfectamente.
- Pues no. No lo sé. No soy el tipo de chicas con el que sueles salir.
- No, tu lo has dicho. No eres como ellas y por eso me gustas tanto. Tú eres diferente y eso es lo que me atrae de ti.- en ese preciso instante una lágrima empezó a recorrer mi mejilla. Luna se dio cuenta me secó la cara con la mano y me volvió a plantar un beso como el de la piscina. Esto de los besos así de sopetón me estaba empezando a gustar, y mucho.
Cuando volvíamos a casa nos cruzamos con mi ex pero nos limitamos a seguir hablando de lo nuestro y a tontear el uno con el otro.
Justo antes de llegar a mi casa le di un beso y le pregunté que si me dejaba preparar a mi la siguiente cita. Y como no, él me contestó con un pico y volvió a salir corriendo.

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